Desde la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX las Exposiciones Mundiales era la manera en que las diferentes naciones podían enterarse y celebrar los avances tecnológicos y científicos que cada una había logrado. Era la cima del conocimiento y progreso de la humanidad.
En 1893 se celebra la primera Exposición Mundial en Chicago, la primera fuera de Europa. Se celebra el aniversario de los 400 años que Colón llego a América. Debido a la promoción del evento a través de los medios, la exposición de Chicago fue todo un éxito, con la asistencia de sobre 25 millones de personas. Es en este evento donde Daniel H. Burhman presenta su idea sobre el movimiento “City Beautyful”. Dicho movimiento pretendía usar la estructura política y económica para crear ciudades hermosas, amplias y ordenadas que contenían espacios abiertos y edificios públicos que expresan los valores morales de la ciudad.
En 1889, Paris celebra 100 años de la Revolución Francesa y presenta al mundo sus nuevos avances tecnológicos en la Exposición Mundial. Esto le brinda la oportunidad para demostrar su ventaja en cuanto a su manejo de la arquitectura en acero. La Galería de las Maquinas, diseñada por el arquitecto Ferdinand Dutert y el ingeniero estructural Victor Contamin, fue un buen ejemplo para demostrar su capacidad. Sin embargo, la verdadera protagonista de esta exhibición fue la Torre Eiffel, diseñada por Gustavo Eifel. De primera instancia recibió críticas negativas, no obstante, no tardo en atraer la visita de miles y miles de turistas. Esta impresionante obra arquitectónica rápidamente se convirtió en un icono de la ciudad de París.
Gracias a estos eventos es que en la actualidad tenemos el conocimiento de muchas invenciones del pasado que han sido pivotal para el desarrollo de las invenciones que las sucedieron. “City Beautiful” de Burhman establece lo que vendría siendo un modelo de arquitectura moderna mientras, en París se reconoce la versatilidad y belleza del acero como material estructural y estético.
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